“Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos. Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.” (Isaías 53:3-5)
En esta época decembrina llegan a nuestra mente personajes como Santa Claus, los reyes magos, personajes que con sus regalos tratan de llevar esperanza a todos los niños del mundo, que traen alegrías y que sin duda son reconocidos como buenos a la vista de todos ellos.
Tanto para niños como para grandes son muy importante estos personajes que año con año se recuerdan. Nunca pasan de moda, y siempre se hace mención de todo el bien que hacen.
Pero ¿qué pasa cuando se piensa en Cristo Jesús? El da una esperanza a todos en el mundo, da alegría, paz, nos bendice, nos limpia de todo pecado, nos justifica y nunca nos deja solos, él es grande, poderoso, justo, misericordioso y santo, (esto solo por mencionar algo).
Lo lamentable es que es olvidado y menospreciado por el hombre, no es recordado como el Señor y Salvador, pero si como una bella historia o una religión, ¡que triste es esto!
Los personajes ficticios u hombres singulares parecen ser más importantes en el recuerdo y aprecio de la humanidad que el Salvador del mundo, el Hijo de Dios quien nos ama y dio todo por nosotros, para que hoy no solo lo recordemos, sino que vivamos como él quiere. No olvide a Cristo Jesús, quien no es un personaje del pasado o una historia para niños, él es quien nos amó, y por su amor dio todo, hasta su propia vida por todo aquel que no solo lo recuerde, sino que viva cerca de él y muestre gratitud sincera de corazón al rendirse a él.
Dios quiera que todas aquellas personas que visitan este blog puedan ser bendecidas y edificadas por su Palabra.
ResponderEliminar