"... he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación. Sé vivir humildemente y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad. TODO LO PUEDO EN CRISTO QUE ME FORTALECE. " (Filipenses 4:11b-13)
¿Qué es más benéfico para la vida del hombre? La abundancia o la escasez.
Analicemos ambas:
- Con una vida en abundancia: trabajas de más por cosas que no necesitas; no aprovechas lo que tienes; buscas mantener una posición; ves solo para ti mismo; y te olvidas del Creador tu Dios.
- Y con una vida en escases: trabajas con una finalidad clara; valoras lo que tienes; aprendes a depender de otros, al conocer tus limitaciones; y llegas a depender de Dios.
Esto fue lo que paso con un pueblo, Israel, que conocedores de Dios, de sus promesas y apartados por él para vivir en abundancia se olvidaron del Dios verdadero, despreciaron sus promesas y desconocieron a Dios como su Señor, y en la escasez aprendieron grandes lecciones, amaron a Dios y vivieron dependiendo de él.
Es cierto que no siempre suele ocurrir así, pero en esos casos especiales, no se debe a la inteligencia del hombre, sino a alguien muy especial, al Dios verdadero que acompaña al hombre y le muestra sus propósitos.
Mucho se pasan la vida imaginando que haría si su vida fuera total mente diferente pero en ambos casos también se presentan:
- Inconformidad
- Soledad
- Amargura
- Enfermedades
- Preocupación
¿Entonces qué es lo que haría la diferencia? Pues, ¡nunca vivir sin Dios! Sin el Señor Jesucristo quien hizo todo lo necesario para que hoy no estemos alejados de él.
Solo así podrás salir adelante y ver que la vida que te toco tiene un propósito especial por tu Dios, que busca formar en ti: un ser especial y perfecto a través del Señor Jesús como tu Señor y Salvador quien te mostrará los propósitos que tiene para ti.
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